Johanna Lévy*
«Un Ye’Kuana sin tierra, no es un Ye’Kuana» |
Caracas (Venezuela) - 9 de agosto de 2006
Una cierta euforia reinó el mes de febrero en Puerto Ayacucho, la capital del estado sudoccidental de Amazonas en Venezuela. En pequeños grupos, hombres y mujeres en ropas tradicionales han convergieron desde todo lo largo del Orinoco para representar a sus comunidades en la primera asamblea del «pueblo de los ríos», los Ye’Kuana, uno de los 35 pueblos originarios existentes en Venezuela. Un evento que justifica ampliamente un viaje de muchos días, para llegar hasta la capital del estado.
«Estamos viviendo un momento histórico», dice con entusiasmo Mercedes Maldonado. En primer término, vamos a discutir todo aquello que queremos para nuestro pueblo, para nuestra tierra y para nuestros ríos. Mercedes, a quien sus amigos Ye’Kuana llaman en realidad Dinamayu. Es miembros desde hace largo tiempo del omite de dirección de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Amazonas (ORPIA). Es una organización encargada de la promoción de los derechos de 19 etnias existentes en la región, dónde la mayor parte de la población es de origen indígena. «No podremos tratar todos nuestros problemas de una sol avez» admite Mercedes. «Es por eso que vamos a comenzar por encargarnos de la demarcación de nuestras tierras. Es lo más urgente, porque un Ye’Kuana sin tierra, no es un Ye’Kuana. Para nosotros la tierra es sagrada y debemos protegerla.»
Mapas a la mano, los chamanes y caciques [1] de las diferentes comunidades Ye’Kuana del Amazonas se reunieron durante tres días a trazar los límites topográficos de sus espacios. Una gran ayuda fue proporcionada por el gobierno de Venezuela a través de la Ley Orgánica de los Pueblos y Comunidades indígenas, aprobada un mes antes [2]
«Hemos decidido nuestro espacio. Con la nueva Constitución, nosotros, los pueblos originarios podemos ahora decidir nuestro destino. Y hacer reconocer nuestros derechos sobre estas tierras que han intentado expoliarnos durante varios siglos.»
Más de 500 años después de la conquista del país por los europeos, los pueblos originarios de Venezuela pueden efectivamente por primera vez, hacer valer sus derechos.
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