Hace tiempo que tu cuerpo
ya no eriza mis sentidos
pues sólo pienso en el cobarde
que incumplió lo prometido.
Ya no admiro en ti al hombre
que vistió con palabras
“un mundo nuestro”
y que quiso mostrarme la vida
como mi primer maestro.
La espera ha devorado
la niña que crecía en mí
y el orgullo clama a gritos
que me aleje ya de ti.
Recuperar
mil momentos perdidos
con hechos
–aunque a destiempo-
bastaría para dejarte
una rendija abierta
y olvidar este tormento.
Hoy
para siempre
cierro o abro.
SÓLO HOY.
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