Pérdidas
Por Bea Suárez
"Que esta tierra me trague.
Que esta naturaleza me trague..."
Arturo Carrera. El vespertillo de las parcas.
Si me sacan todo, si quedo sin nada, me voy a vivir a un pozo de Aguas Provinciales. Están por toda la ciudad, veredas, calles, cortaditas, boulevares, parques, avenidas.
Algunos grandes, otros gigantes, tienen rejas, nombre, y mucho, mucho espacio.
(Roturas de Rosario que aprovecharía en caso de urgencia).
Si quedo en la lona, si la crisis me mata.
O prolongaría mi estadía en diversos países europeos por algún tiempo.
Una casa, una patria, todo lo que esa patria tenga de universal.
Si extravío mi mundo en el indeleble mundo argentino, mi carnet de rosarina.
Pienso en si caen enormes multas de los cielos, o hay censura en mi letra o presiones económicas; pienso en la estrechez, la revisión de mis actos, la tonta evolución del dinero, alguna convicción forjada entre panfleto y sustantivo.
Si caigo al fondo, si en ese fondo hay barro, y mis piernas se hunden (como parece surgir de algunos documentos descontados), si mi propia organización social deviene licuadora y dejo de silbar zambas en peatonal Córdoba, con ingenuas provocaciones de la realidad que me hagan bolsa, entonces, muerta de miedo o hipo (¿qué más da?) iré a parar a los caños (como decía mi abuela Tata), iré a tomar conciencia de que existo, proliferada, loca, majestuosa y sin nada.
Creo en la calma de no poder perder más. Nada más.
Fabulo con desistir de supuestas riquezas, saco hojas de mí con las tenazas de la urbe, pongo mi corazón en tribunales y respiro.
(Un corazón en tribunales. Qué cosa!).
Si me quedo en el bosque y la humedad, como un Tarzán incierto, fuera de red, podría irme a vivir (confusa) donde placidez y catástrofe fueran sinónimos, y uno, un número entero, un cálculo extraño.
Si finalmente la quiebra y el embargo se impusieran, y las máquinas propias del comercio me trituraran, eso no significaría ninguna aportación de elementos nuevos, no, solo materia de la cultura.
Me salvarían las notas, la poesía, las viejas y empobrecidas partes de la ciudad, el cine, la escultura.
Los sueños que soñé o que aún no he soñado.
Viva, por estar viva, porque, aún para todo eso, tengo que estar.
Viva.
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