LA INDIGNACION
Hoy me presento como una trabajadora de Kraft (ex Terrabusi) con mucho dolor e indignación por todo lo que nos toca vivir, no sólo a mí sino a los 2800 compañeros y compañeras de la fábrica que sufrimos amenazas, atropellos y, no conformes con eso, también represión.
¿Todo por qué? ¡¡¡Por reclamar por nuestros derechos!!!
Este conflicto comienza cuando atemorizados y en pánico, como lo estuvo todo el país ante la gripe A, reclamamos higiene y limpieza y un poco de jabón, que a las madres se les den los días para quedarse con sus hijos y se los paguen. En ese momento fuimos ante el edificio donde se encontraban los jefes, los cuales todos los días tenían su alcohol en gel, cada una hora pasaban lavandina a los picaportes y los pisos. ¡Claro! ¡Total los negros que estaban en la planta que se mueran! Por pedir ese derecho llegaron los telegramas de despido y así dejaron a 162 compañeros en la calle. Ahí empieza todo este calvario.
Esta empresa, no conforme con dejar tantas familias sin sustento, se toma el atrevimiento de violar varias veces la conciliación obligatoria y, no respetando nada, presiona a través de los líderes y jefes para que no acompañemos a los despedidos que luchan por su trabajo y hoy los llaman delincuentes. Después de intentar miles de formas de quebrar la lucha de los trabajadores, no lo lograron gracias a tanta solidaridad de todos lados, no sólo de nosotros sino de afuera. Muchas veces el sindicato se prestó a enfrentar a todos los trabajadores queriendo hacer largar las líneas de producción y haciéndonos pasar a todos un mal momento, presionando a la gente y enfrentándonos con los despedidos. Estos compañeros sufrieron amenazas, discriminación, llegaron a tal punto que cuando los directivos se dan cuenta de que nosotros le dábamos nuestro vale de comedor a los despedidos, los aislaron en un quincho para que no tuvieran contacto con nosotros, llevándoles comida quemada... y así vivieron y viven muchas injusticias. No conforme con esto, la empresa presiona a un juez para que firme la orden de desalojo y así reprimieron brutalmente no sólo a los despedidos sino también a toda la gente que se encontraba fuera de la planta, sin importarles mujeres y niños que se encontraban en el lugar. La policía no sólo los golpea, sino que también les roba el fondo de huelga a los despedidos.
Hoy la empresa nos pide a todos los que actualmente estamos trabajando unas simples disculpas y que hagamos borrón y cuenta nueva, como si nada de esto hubiese ocurrido...
Entiendo que estos no son unos simples despidos, sino que apuntaron a todos aquellos compañeros y compañeras que lucharon siempre por lo que nos corresponde, el atropello de la empresa a nuestros derechos llega al punto de que pidieron el desafuero de uno de los delegados que pertenece al turno noche. Estamos viviendo una dictadura dentro de la fábrica, trabajamos en un verdadero campo de concentración rodeados hasta el día de hoy por la infantería que permanece dentro de la planta.
Me llena de tristeza e indignación saber que esta empresa nos quiere quitar el derecho a tener representantes, peticionar por nuestros derechos, a ser respetados como personas que sólo queremos tener la posibilidad de una vida digna para nosotros y nuestras familias.
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